Algunos anhelan estudiar artes plásticas, gastronomía, tener una pastelería e incluso vender los collares que a mano fabrican.
Si contaran con el apoyo del Estado y de la sociedad esto podría llevarse a cabo.
Sin embargo, la Corporación Transiciones Crecer, cuya fundación se debió precisamente por esta problemática y por la unión de los padres de familia que encontraron la necesidad de trabajar en un proyecto en común desarrolla un modelo piloto de transición hacia la vida adulta en espacios reales de formación socio laboral y académica que les facilite el desarrollo de proyectos propios de vida productiva y plena.
Lo anterior, con metas como la inserción laboral, la formación profesional o técnica y proyectos productivos en diferentes modalidades.
Aunque han avanzado apoyados en la academia y la empresa privada con un grupo de 20 jóvenes que asisten a la Universidad del Rosario bajo un programa denominado OAT (Opciones y Apoyos para la Transición a la vida adulta de jóvenes con Discapacidad Intelectual), lo cierto es que estos esfuerzos deben ser apoyados y articulados no sólo por las familias, sino por el Estado.
¿Cuáles son los retos que impone para Colombia la ratificación de la convención sobre los derechos de las personas con discapacidad dada por la ONU suscrita para Colombia en el año 2010? Algunas conclusiones se darán a fines del mes de octubre en el foro: “Inclusión y Derechos de las personas con discapacidad: un principio de Dignidad”, evento que será realizado en el auditorio Germán Arciniégas de la Biblioteca Nacional.
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